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Mas Que Cosas - El internado
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Sus fans los persiguen, pero ellos conservan los amigos de siempre… ¡Y hasta viajan en metro y autobús!
Nunca habían oído a tanta gente gritar sus nombres, llorar de emoción porque podían verlos, hacer lo imposible por lograr una imagen suya… Los chicos de El internado se han convertido en ídolos. “Es difícil hacer vida normal. Las fans se enteraron dónde vivía y me tuve que cambiar de casa porque estaban todo el día llamando al telefonillo”. A pesar de esto, Yon González intenta agobiarse lo justo: “Me tranquiliza saber que no lo hacen con maldad, sólo porque les gustas”. Martiño Rivas, que vivió esta experiencia con Yon porque compartían piso, no le da tanta importancia: “Es normal que te paren por la calle porque la serie la ven más de cuatro millones de espectadores. Pero siempre vienen con respeto”. Además, entre la audiencia hay muchas mujeres y es difícil resistirse a este rubio de intensos ojos azules o a la sonrisa del morenazo que interpreta a Juan.
La cara y la cruz
Pero esta avalancha de éxito, que podrían aprovechar para pasárselo bomba, también tiene inconvenientes. “Siendo famoso se liga menos. Desconfío más de las chicas que se me acercan. De todas formas, yo nunca he gustado demasiado”, dice Martiño y nosotras… ¡Nos lo creemos! El hijo del escritor Manuel Rivas prefiere las relaciones estables. Tras salir con Sara Casasnovas (Alicia en Amar en tiempos revueltos), ahora es novio de Irene Escolar, de 19 años, sobrina de Emilio Gutiérrez Caba y a la que conoció en el rodaje de Los girasoles ciegos, que se estrenará en septiembre. “Tengo la oportunidad de tratar con más gente, pero, de momento, no me interesa sacarle partido a eso. Además, cuando decido salir con una chica es porque la conozco bien y me transmite confianza”. Yon González es más cabeza loca: “Nunca he tenido novia y, con 21 años, ni lo contemplo”. Lo cual no quita para que disfrute con escarceos de vez en cuando. Como él dice, tiene “muchas amigas”. Además, es moderno y le gusta que ellas tomen la iniciativa. “Esperar que nosotros demos el paso es una tontería. ¡Hay que evolucionar!” Pero, a pesar de su forma de ver el amor, los dos actores no son tan distintos. Ambos afrontan su popularidad con entusiasmo y sin despegar los pies del suelo. “La fama no nos ha cambiado”, coinciden tajantes. “Mis amigos son los de siempre –asegura Yon– ellos me mantienen con los pies en la tierra. En ‘SMS’, por ejemplo, fueron sinceros y me dijeron que lo hacía mal”. Martiño conserva sus costumbres: “Sigo yendo en metro y autobús a todas partes, odio el coche en Madrid. A las discotecas no voy, pero no porque me vaya a agobiar, sino porque no me gustan”. Tantas horas de grabación, compartir camerino y haber vivido en la misma casa han unido mucho a estos dos actores, tanto que casi se consideran familia. “Nos pasamos todo el día juntos, así que imagínate”, dice Yon. Los chavales no sólo se quieren, también se admiran mutuamente. Martiño destaca “la energía que tiene Yon”, mientras que su compañero asegura que “es muy fácil trabajar con él”. Y no se cansan el uno del otro. “Los fines de semana no salimos porque si grabamos el lunes, no mola estudiar con resaca. Preferimos pegarnos una buena fiesta un día que no curremos”, dice Yon. A Martiño esto es lo que le gusta: “Hacer planes entre nosotros. Suelo ir a casa de Yon a comer con Ana de Armas (la guapa Carolina de El internado) o a tomar el sol”.
Abocados al éxito
Y si ahora gozan de popularidad, los próximos meses nos vamos a hartar de verlos porque los dos están a tope de proyectos. Entre ellos, Yon rodará en mayo la película Mentiras y gordas, de Alfonso Albacete y David Menkes, en la que también aparece su compañera Ana de Armas. El reparto no tiene desperdicio: Hugo Silva, Pablo Rivero y Asier Etxeandía completan la lista de guapos. |
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