Yo soy Frew un chico que tiene muchos hermanos, en realidad tengo 2 hermanos y 1 hermana, tengo 10 años soy el más grande ya que Gonzalo tiene 8 años, el más chico tiene 2 años y Sofía tiene 5 años. En fin, lo que les quiero contar es lo que me paso 8 semanas antes de mi cumpleaños, mi tío que es loco por las cosas antiguas me había regalado un reloj cucú porque se tenía que ir de viaje. Lástima que mi papá no me dejaba tocarlo “quizás porque es loco por las cosas antiguas igual que mi tío”. No quiere que lo rompa. Un día en la escuela faltando 5 semanas para mi cumpleaños mi hermana me hizo pasar la vergüenza del siglo, me metió la traba y me caí llevando la bandera del mástil ¡era el abanderado! Me fui corriendo a mi casa. A mi hermana no la quería ni ver. Al otro día traté de ir a la escuela como si no me hubiese pasado nada, pero cuando me vieron, no fue así, se pusieron a reír hasta los maestros, así que me fui. Llegué a un bosque y entré en él. Era oscuro y temeroso pero en ese momento no pensé que podría pasarme algo, una vez adentro comencé a sentir miedo. Pareciera como si me estuvieran vigilando, los ruidos de los animales me asustaban aún más y me mate senté en un tronco de un árbol que se había caído. Saque mi almuerzo eran más o menos las 12, me comí un sándwich, los que quedaron los guardé en mi mochila. Me levanté y seguí camino, sin embargo ya tenía ganas de volver a mi casa pero no podía hacerlo. Mi mamá pensaba que estaba en el colegio. Entonces decidí salir del bosque pero encontrar la salida no era tan fácil. Se hicieron las dos de la tarde cuando de repente vi a un hombre bajo, temeroso que tenía una nariz larga y su punta asomaba un lunar. Era un ñomo.
Tú, tú me puedes ayudar, niño- dijo. Asustado le conteste.
– ¿Como puedo ayudarte? Tengo menos de 6 años.
–Si pero me puedes salvar de la maldición del reloj Cucú.
–Casualmente tengo un Cucú - le dije y el hombrecillo se puso a saltar de felicidad.
Entonces comenzó a contarme los detalles:
- Todo empezó una tarde en casa, justamente mi tío me había regalado un reloj Cucú faltando 8 semanas para mi cumpleaños, iba a cumplir 10 años.
El miedo que sentía al escuchar a este hombre aumentaba cada vez más. Él prosiguió con su relato:
- Faltando solo un día para mi cumpleaños se me ocurre ir a tocar el reloj Cucú cuando se abrió una especie de un agujero sin fin que me chupaba y me desperté pensando que había sido una pesadilla. Pero esto no era lo peor, mi mamá vino a mi cama y me dijo que estaba grande y agrego: - Mi pequeñín ya tiene ¡9 años! – ¡Mamá cumplo diez años, no cinco! Mamá no respondió, parecía no haber papa . Salí corriendo para afuera llorando y en un callejón vi un hombre medió raro que me dijo – yo se lo que te pasa y puedo curarte mira ven yo te voy a dar esto que cura todo los problemas que uno tiene. Solo te lo tienes que tomar. Sin pensar lo peligroso que es hacer algo así, me lo tome y me convertí en esto, mientras veía como él se transformaba en mi.
Sorprendido por el relato, pregunté. - Sí, ¿pero yo que puedo hacer al respecto?
- Lo único que tienes que hacer es volver 5 años atrás y decirme que no debo tomarme nada que me ofrezcan sin pensar en las posibles consecuencias.
- Lo haría, pero ¿Como puedo volver?
- Es la parte difícil. Tenés que encontrar el reloj Cucú antes de que toquen las cinco de la tarde.
-¿Por qué? - Porque a esa hora yo toqué el Cucú.
- Y ¿A que hora se supone que llegaré a ese lugar? – Pregunte.
- Con suerte, más o menos a las cuatro
-¿Que puede pasar si no lo logro?
- No podrás regresar jamás
-¡Ah, bueno, genial! Hasta nunca.
- Por favor - dijo.
- No te escucho
-¿Acaso eres un niño miedoso?
- No era necesario decir eso. Voy a ayudarte porque no soy ningún miedoso.
Dejé al ñomo y volví a mi cosa. Eran las 5 y algo. Mi mamá no sospechaba nada, continuaba pensando que había estado en el colegio.
A la noche me levanté y fui hasta donde estaba el reloj. Parado debajo de él, esperé que algo sucediera y tal como me dijo aquel hombrecillo, se abrió un agujero negro que me absorbió de inmediato. Al cabo de unos instantes aparecí en la calle, tenía que apurarme, el tiempo corría. Tuve que atravesar muchos callejones pero en ninguno estaba el chico, a punto de rendirme, lo encontré y lo llamé a los gritos. – ¡Ven! Vine a ayudarte, tenemos que viajar al futuro donde tienes diez años. El chico no me entendía, sin embargo vino conmigo de todos modos.
Sabíamos que el ñomo nos estaba siguiendo, teníamos que perderlo, teníamos solo media hora y ni siquiera habíamos encontrado el reloj. Faltando 20 minutos para que se cumplieran las cinco perdimos al ñomo. Desconocía donde hallar el reloj, estábamos a menos de cinco minutos y corrimos como locos hasta que de repente el chico paró de correr y me dijo:
–No tengo más ganas de correr.
- No hay tiempo para ciñerais, tenemos que encontrar el reloj Cucú antes de la cinco, si no nos apuramos nunca llegaremos. Nos queda ver si en el negocio de Don Carlos podemos hallarlo. Apenas nos quedan tres minutos. En eso vimos pasar otro pibe que iba en patineta y ¿Que creen que hicimos? Se la pedimos y fuimos los dos volando sobre la patineta. Faltaba un minuto para las cinco y llegamos a toda velocidad pero estaba lleno de gente y no podíamos llegar al lugar donde estaba el Cucú. Faltaban segundos cuando nos abrimos paso y pudimos entrar y pararnos delante de él. Se abrió el portal de repente y aparecí en la puerta de mi casa solo. Eran las cinco supe que lo habíamos logrado.
Entre en mi casa y había un barullo bárbaro, fui para mi cuarto pensando que había pasado con el hombrecillo que ni siquiera sabía su nombre...
El día de mi cumpleaños cuando iba a soplar las velitas vi pasar al ñomo que me miraba feliz...
Esta fue la increíble aventura que me pasó antes de cumplir diez años.